Hace unos días me aventuré a probar KDE 4.6.6 en Debian Testing. El objetivo principal no era otro que darle una oportunidad, o convencerme que definitivamente, este excelente entorno de escritorio no es para mi. Como me lo esperaba, fué lo segundo.
No es que esté predispuesto como me dijera KZKG^Gaara, sino que todavía hay muchas cosas que no me acaban de convencer y por eso he redactado este post, para compartir con ustedes esos detalles que tiene KDE que aún no terminan de gustarme.
Me instalé el paquete de KDE-Full para que no faltara nada y pude comprobar algo que ya sabía y que sin duda alguna merece su mérito: KDE tiene el conjunto de aplicaciones más completo que existe en GNU/Linux. No le falta nada. Pero ahi es donde entra una de las cosas que no me gustan.
La súper integración del escritorio y sus aplicaciones son un tanto excesivas. Puedo citar un ejemplo: Me encanta Kmail, el cliente de correo de KDE, pero este no funciona correctamente si no tienes KWallet funcionando y Akonadi, sobre todo para la gestión de los contactos. Sin KWallet funcionando, Kmail no recuerda las personas a las que le escribo o que tengo en mis Contactos, por lo que no autocompleta las direcciones de correo.
Como todo usuario de KDE debe saber, Akonadi + Virtuoso + Nepomuk son indispensables para que KDE funcione como escritorio semántico, pero al mismo tiempo, elevan el consumo del mismo haciendo que el rendimiento se vea algo pobre. Siempre podemos desactivar (un poco) estas aplicaciones, pero al final siempre harán falta para algo.
KDE es configurable hasta su último rincón, pero para mi gusto todo anda demasiado separado. Es cierto que podemos tener la barra de un color, las ventanas de otro, pero esto se me hace muy tedioso. La gestión de colores aún no termino de entenderla bien y hay algo en la interfaz que no termina de gustarme. El tema Oxygen lo veo muy ñoño, y por más que instalé los motores Gtk necesarios, las aplicaciones Gtk que siempre uso (Firefox, Thunderbird, Pidgin) se veían horrorosas. Eso por no hablar del menú. Lento y para mi con poca accesibilidad. Muchos clic de ratón para llegar a donde se quiere o volver a atrás.
Me disculpan los fanboy de KDE pero Plasma me parece un asco. Configurar los elementos del panel parece toda una Odisea y es que no lo veo para nada intuitivo. Si no usas un Plasmoid o la opción de ver carpetas, el Escritorio de KDE solo sirve para poner un fondo de pantalla.
El panel de Administración/Configuración del Sistema o como quieran llamarle, tiene todo lo que necesitamos, pero es lento y se me hace muy denso. Un usuario nuevo se perdería con tantas opciones. Creo que deberían poner alguna variante más resumidas con las funciones que más se utilizan. Con la gestión de la red y el proxy tuve varios problemas de adaptación.
En fin. Son muchas las cosas que puedo mencionar, pero a modo de resumen puedo decir, que no me gusta tener tantas opciones en un escritorio como tiene KDE, o mejor dicho, no de forma tan complicada. Si tuviese que definir con 3 palabras a KDE, utilizaría: Mounstro, Denso y Abarrotado.
Será que estoy acostumbrado a tener las cosas de forma sencilla en Gnome 2.30 o Xfce 4.8, pero si KDE tuviese menos opciones de configuración creo que yo, y cualquier usuario que solo necesite un buen escritorio para trabajar, seríamos más felices. No es por criticar a KDE, y estoy seguro que sus usuarios podrán encontrar una justificación para cada cosa que no me gusta, incluso a lo mejor para KDE 5 le dé otra oportunidad, pero es que definitivamente, ese escritorio no es para mi.